"Y percibió Jehová olor grato; y dijo en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre, porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; Ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la ciega, el frío y el calor, el verano y el invierno y el día y la noche."
- Es increíble que el valor que más se nos dificulta mostrar es el agradecimiento [genuino]. ¿Qué he estado haciendo para agradar a Dios? ¿Cómo le estoy demostrando mi gratitud por su protección e innumerables bendiciones? Si amamos a Dios verdaderamente, si decimos que Él, siendo nuestro Señor, nuestro Salvador y nuestro Rey amante, ¿Dónde está la prueba fehaciente y no solo "actitudinal" de nuestro amor por Él? Noé agradeció inmediatamente a Dios por la maravillas que hizo con él. Noé logró tocar el corazón de Dios (más que con su ofrenda) con su actitud de verdadero agradecimiento... Y yo, ¿qué haré hoy para demostrarle a Dios (y no para aparentar delante de los demás seres humanos, ni para sentirme merecedor de su gracia) que realmente agradezco su amor y su misericordia para conmigo y mi familia?
- Podemos confiar en que Dios es fiel a sus promesas: El sustento no faltará mientras la tierra exista. Sin embargo habrán ideas que traten de desacreditar esta valiosa promesa, ideas como la del hambre en África o las malas cosechas debido a los fenómenos climáticos. Una contestación sencilla implicaría: la dimensión de estos desastres (localizada y no a escala mundial) así como la acción misma que se deriva de la mala mayordomía que el hombre ha hecho con el planeta mismo.
- Las promesas que Dios ofrece también tienen condiciones: MIENTRAS la tierra permanezca. Las promesas que Dios tiene para nosotros también demandan algo: OBEDIENCIA. ¿Obedezco verdaderamente o solo pienso que obedezco?
No hay comentarios:
Publicar un comentario